Silencio
Creó muchos personajes emblemáticos, al calor de su inspiración en figuras internacionales del cine mudo como Charles Chaplin, Buster Keaton y Laurel y Hardy, pero tal vez Bip fue una suerte de alter ego con su rostro de payaso y chistera desvencijada.
"Logró en menos de cinco minutos lo que la mayoría de los novelistas hacen en volúmenes", dijo un crítico francés fascinado con ese poder de síntesis y expresividad que siempre caracterizó a Marceau.
Sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial, donde se alistó con las tropas aliadas, Bip, como llegaron a llamarle cariñosamente por su entrañable personaje, descolló también por sus papeles en El fabricante de máscaras y El jardín público.
Para quienes lo vimos actuar, Marceau tenía el don de convocar a una sonrisa reflexiva y profunda, hurgaba en las nostalgias del alma sin ser demasiado incisivo y terminaba siempre con un mensaje cuando menos conmovedor sin dramatismos.
Desde Bip, hasta un camarero malhumorado, un domador de leones o una mujer que teje, era de esos artistas que conquistaba al público a primera vista o provocaba bostezos.
"Cuba es ya parte de mi historia", dijo emocionado en La Habana cuando los espectadores no parecían dispuestos a poner fin a una larga ovación tras una de las impecables actuaciones de Marcel Marceau.