To A. from S.
Un año. Hace un año me había declarado muerta y enterrada pero una pequeña luz (cabe aclarar que mortecina) me hizo levantarme y volver a creer que el juego tiene más de una solución y más de 10 partidas.
Un año. Es el que aún no me basta para apartar de mis ojos la impresión que dejó esa luz, que cual lupa bajo el sol quemó mi retina (lo que provoca que vaya a donde vaya, un punto fijo me persiga, pero además que proyecte esa imagen fija a través de mis ojos, pues ya forma parte de ellos).
Un año. Y otros más han entrado. Fatasmas de vivos y muertos. Emociones que me llevan de las alturas a las simas pero que después me regresan al piso, el maldito piso, síntoma de mi levedad.
Un año. Y contando los días, las casualidades... mirando la suerte a los ojos para que me diga que algún día volveremos a encontrarnos y que ese día por fin me atreveré a posar mis labios en tí.
Y entonces, ese día... un año después, tropezaremos en la calle más vieja de esta ciudad. Tú harás mención a lo rápido que pasa el tiempo y lo poco que me has pensado. "Te llamaré, necesito un café contigo", dirás, y al pasar.
Un año más tarde continuaré este escrito, el único, el patético, el profundo y sabio. El que crece con el paso de los años.